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Introducción: Un enfoque complementario desde la Neurología Funcional
Desde la neurología funcional, observamos que el manejo convencional de las intolerancias alimentarias (basado de manera acertada en la dieta y el tratamiento de patologías subyacentes) es efectivo para muchos casos. Sin embargo, existe un grupo de pacientes para los que este abordaje no es suficiente: personas que desarrollan intolerancias en la edad adulta sin una causa aparente ni patología digestiva diagnosticable.
Para ellos, la dieta de exclusión se convierte, a menudo, en una solución parcial. La reactividad persiste, los síntomas son variables y la lista de alimentos "seguros" se reduce. Esta persistencia nos indica que debe haber un factor subyacente perpetuando el problema más allá de la mera exposición al alimento. La evidencia clínica y científica apunta cada vez más a una desregulación del sistema nervioso como ese factor clave.
1. El verdadero problema: Un sistema de alarma digestivo hipersensible
La clave para entender estas intolerancias idiopáticas está en el concepto de sensibilización. Una agresión inicial (como una infección o un periodo de estrés inflamatorio) puede alterar la comunicación entre el intestino y el cerebro, generando una neuroplasticidad maladaptativa ¹.
En la práctica, esto se traduce en dos fenómenos:
· En el intestino (sensibilización periférica): Los receptores sensoriales se vuelven hipersensibles. Reaccionan de forma exagerada a estímulos normales, como la distensión por gases o la presencia de nutrientes, enviando señales de "amenaza" de forma constante y amplificada ².
· En el cerebro (sensibilización central): El sistema nervioso central "aprende" a interpretar esas señales digestivas normales como si fueran peligrosas, bajando el umbral de tolerancia de forma persistente ³.
El resultado es un ciclo que mantiene la disfunción. El sistema de alarma digestivo se queda permanentemente encendido.
2. La solución: Reeducar el sistema nervioso para calmar la digestión
Si el problema es una alteración en el procesamiento de la información neural, la intervención más directa es la neuromodulación. Nuestro enfoque se basa en proporcionar estímulos sensoriales específicos (propioceptivos, vestibulares, visuales) para normalizar la actividad del sistema nervioso.
El objetivo es claro:
· Estimular las vías inhibitorias que modulan la señal dolorosa.
· Promover la liberación de neurotransmisores clave en la regulación del eje cerebro-intestino ⁴.
· "Recalibrar" el tono del sistema nervioso autónomo, favoreciendo un estado que permita la digestión por encima de la defensa.
Se trata de inducir una neuroplasticidad adaptativa que restaure el procesamiento normal de las señales provenientes del tracto digestivo.
3. ¿Hay evidencia sólida que respalde este enfoque? Absolutamente.
Este modelo cuenta con un respaldo científico creciente:
· El dolor visceral crónico se conceptualiza cada vez más como un trastorno del procesamiento del dolor, con una clara base de sensibilización ².
· Estudios de neuroimagen han demostrado alteraciones objetivas en la actividad cerebral de pacientes con trastornos digestivos funcionales ⁵.
· La efectividad de terapias que actúan sobre el SNC confirma que modular el sistema nervioso impacta directamente la función digestiva ⁶.
Conclusión: Un abordaje que va a la raíz
Para las intolerancias secundarias a una enfermedad orgánica, el foco debe estar en tratar dicha patología. Pero para ese subgrupo de pacientes con intolerancias idiopáticas persistentes, la evidencia apunta a la sensibilización neural como la raíz del problema.
La neuromodulación a través de estímulos específicos representa una intervención dirigida a esta fisiopatología subyacente. Es un enfoque complementario que, lejos de sustituir al manejo nutricional, lo completa, yendo más allá de la gestión de la exposición para abordar la hipersensibilidad de base.
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Referencias:
1. Mayer, E. A., et al. (2006). Neuroimaging of the brain-gut axis. Gastroenterology.
2. Bueno, L., & Fioramonti, J. (2002). Visceral perception. Gut.
3. Zhou, Q., & Verne, G. N. (2011). New insights into visceral hypersensitivity. Nature Reviews Gastroenterology & Hepatology.
4. Chen, J., & Li, L. (2019). The role of the vagus nerve. Journal of Clinical Medicine.
5. Tillisch, K., et al. (2011). Brain imaging in IBS. Neurogastroenterology & Motility.
6. Ford, A. C., et al. (2019). Neuromodulators for functional gastrointestinal disorders. Gastroenterology.